Sepárate de las alteraciones y enfréntate a lo que aparezca frente a ti. Ni una sola pizca se filtra desde el exterior. Las dos formas, yin y yang, tienen la misma raíz, y las diez mil imágenes solo tienen una sustancia.
Siguiendo el cambio y yendo con la transformación, el todo no se nubla por las condiciones previas. Entonces alcanzas la base de la gran libertad.
El viento sopla y la luna brilla, y los seres no se obstruyen entre sí. Después, relájate internamente y asume la responsabilidad.
La sabiduría vuelve y el principio se consuma. Cuando te olvidas del mérito, tu posición se lleva a cabo. No te dejes engañar ocupando puestos honorables; en vez de eso entra en la corriente del mundo y únete a la ilusión.
Trascendente, solitario y glorioso, conoce directamente que transmitir es mérito, pero que haber transmitido no es tu propio mérito.