
Estos días se ha armado mucho revuelo en el mundillo Theravada por una "espúrea" ordenación de bhikkhunis (monjas). Podéis leer sobre ello
aquí.
Cuando veo cosas como esta, me pregunto cuál es la razón de las reglas, y si tiene sentido seguirlas a rajatabla. En un grupo, tal y como lo veo, las reglas son una guía que sirven para mejorar la convivencia, y no voy a entrar a discutir aquí si es lícito saltarse esas reglas en casos especiales (como se supone que hizo Ajahn Brahm al ordenar a esas bhikkhunis), porque ya se ha dicho mucho sobre el tema y opiniones las encontráis en cualquier parte.
Lo que me interesa es preguntarme sobre las reglas en la práctica. Acabo de leer el ensayo de una amiga mía (que podéis leer
aquí) en el que dice que "
como practicantes de las enseñanzas del Buda, nuestra práctica no solo debe alimentarse por nuestra propia inspiración para alcanzar el Nibbana de una manera sencilla, o por lo que aprendemos leyendo Suttas, sino que también debe alimentarse por nuestro más profundo deseo de practicar según las reglas que el Buda dispuso".
No es la primera vez que he leído este argumento: el Dhamma no está para que cojas lo que quieras, sino que tienes que llevarte todo el paquete. ¿Es así? ¿Acaso nuestro camino debe limitarse a seguir las reglas que encontramos recogidas en el Canon Pali (que pueden asemejarse más o menos a lo propuesto por el Buda)? ¿Acaso el Buda siguió alguna regla en particular cuando abandonó su hogar en busca de la liberación del sufrimiento? ¿No recomienda el Buda tener un espíritu inquisitivo en todo momento, y comprobar todo lo que se nos enseña?
En mi humilde opinión, creo que estas reglas dispuestas por el Buda han de servirnos de referencias de lo que Gotama, ese hombre tan sabio, consideraba más útil. Referencias, no restricciones: soy yo quien tiene que probar qué funciona en mi camino, al igual que Gotama abandonó todas las reglas y convenciones cuando emprendió el suyo.
Además, las reglas de Gotama tienen un significado histórico y cultural, y hay que entenderlas en su contexto (hay un discurso en el que habla de los distintos tipos de esposas que casi es mejor obviar). Mi camino no está en la India de hace 2550 años, está aquí, ahora. Y Gotama murió hace demasiado como para poder aconsejarme ahora, así que eso me deja solo. Solo, pero no arrogante; solo, pero intrépido; solo, pero rodeado de amigos.
Gracias, Gotama, por tus consejos. Gracias por iluminar el camino. Leeré tus palabras (o lo que queda de ellas) mientras camino.
Deséame suerte.