[Vuelvo a publicar por aquí, que me apetece escribir otra vez]
Últimamente estoy muy nihilista. No encuentro por ninguna parte que exista un bien o mal absolutos, o un sentido de la vida, o un algo más grande que nosotros. Nacemos, morimos y ya está, parece.
Nuestra moral tiene todo el viso de ser evolutiva, e ir cambiando con el tiempo. Así, por ejemplo, la sensibilidad hacia el sufrimiento animal parece tomar cada vez más fuerza, hasta que en algún momento pase a ser algo reconocido, como la igualdad entre mujeres y hombres o el desprecio de la pena de muerte. Pero no parece que se deba a ninguna razón externa, sino al simple desarrollo de la humanidad.
Pensando de esta manera, resulta fácil caer en el "nada importa" y el "todo está permitido" porque, de alguna forma, nada importa y todo está permitido. Pero hay algo que sí que me importa. Y es que sufro, que estoy jodido. Y abrazar el absurdo de la vida no implica necesariamente dejar de sufrir.
Por eso, hundido en el nihilismo, las palabras de Gotama cobran más sentido que nunca: "Haz el bien. Evita el mal. Purifica tu mente".
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El caso es que el sufrimiento nos sigue vayamos a donde vayamos, para no caer en el nihilimo más absoluto me gustó la visión que tiene la escuela budista "Madhyamaka" que oscila entre dos absolutos el eternalismo y el nihilismo, siguiendo el camino medio, con cierta aproximación científica. En ellas mismas, desde su propio lado, cosas libres de imputación, incluyendo el pensamiento no hay realmente nada de lo que pueda decirse que existe desde su propio lado. Esta tensión filosófica dinámica en la entre los límites de lo que puede ser dicho coherentemente y su ostensión analítica sin paradojas, pero que al mismo tiempo debe ser entendido constantemente como naciente en la mente leyendo el texto. No se trata de un misticismo incoherente, sino el acto de una cadena lógica en las fronteras del lenguaje y de la metafísica.
ResponderEliminarAl leer sobre el nihilismo me llevo hacía una escuela de pensamiento materialista y atea Lokayatta fundada por Carvakâ pero reconsideré otras opciones que me parecieron más lógicas y razonables como el pensamiento de Jayarāśi Bhaṭṭa menos extremista y sin aceptar ningún conocimiento absoluto de la realidad ni siquiera la propia escuela Carvakâ puede ofrecernos una visión total, en cualquier caso el budismo enseñado por Gautama nos muestra un camino medio sin afirmar ni negar cualquier doctrina materialista o metafísica ni aceptar incoherentemente un eternalismo y un nihilismo radical.