Ayer me levanté con un sentimiento raro, una especie de apatía que no me dejaba ver qué día tan bonito hací ni qué suerte tengo de seguir vivo. Era como si no tuviese ganas de vivir. Esta sensación ha aparecido varias veces y se ha ido otras tantas. Como casi todo en esta vida, no duraba. Esta vez, gracias al conocimiento anterior (y a que estuve leyendo a Ajahn Chah el día anterior), no me dejé llevar por ella (Ajahn Chah decía "let go! let go!") y simplemente la observé. Pero eso no hizo que se fuera.
Mi experiencia con sensaciones desagradables dice que si siento una y la observo sin involucrarme en ella, desaparece al poco, y santas pascuas. En esta ocasión, la apatía seguía allí, a pesar de que no la sentía del todo. Había una parte de mí (la "mente original", conciencia, o como queráis llamarlo) que simplemente veía/experimentaba lo que pasaba, y otra que estaba apática. Así que así seguí, un par de horas, hasta que la apatía se cansó y se fue. Curioso.
Mientras me sentía apático, me crucé con personas por la calle que tenían expresiones tristes, iracundas, impacientes...casi ninguna sonrisa (si no habéis hecho este expeirmento, es muy interesante: casi nadie va sonriendo por la calle). Normalmente, al ver esto suelo reflexionar sobre el sufrimiento, sobre cómo nos afecta a todos y demás. Pero, inconscientemente, lo hago como si yo estuviese por encima y, al verles, pensase: "Pobres de ellos, cómo me gustaría ayudarles". Ayer, sin embargo, pensé que yo estaba sufriendo como ellos y que todavía no había conseguido sacarme de este hoyo.
¿A quién quiero salvar, si no me he salvado a mí mismo? ¿Cómo soy tan soberbio?
Ya lo dijo Gotama: "Mientras, oh monjes, el entendimiento y la visión con respecto a estas Cuatro Nobles Verdades de acuerdo con la realidad bajo sus tres modos y doce aspectos no fue totalmente puro en mí, no admití al mundo con sus divinidades, Màras y Brahmas, a la humanidad con sus ascéticos, brahmanes y hombres, que había realizado correctamente por mí mismo la incomparable iluminación." (SN 56,11 Dhammacakkappavatana Sutta).
bueno mi niño,
ResponderEliminartodos tenemos a veces esas sensaciones que cuentas que tienes...
es la eterna duda del ser humano...
lo mejor es saber disipar esos pensamientos y ver las cosas mágicas y bonitas que la vida te brinda...
estamos en ello, sonríe siempre...
alegrarás la vida de muchos