jueves, 18 de octubre de 2012

Hongzhi (IV) Contemplando los diez mil años

Los monjes con el hábito remendado piensan fría y secamente y descansan de los restos del condicionamiento. 

Continuamente debes repasar y afilar esta parte del campo. Directamente, corta a través de toda la maleza. Alcanza el límite en todas direcciones sin profanar ni un sólo átomo. 

Espiritual y brillante, vasto y lustroso, iluminando plenamente lo que está delante de tí, directamente obtén la luz y la claridad resplandecientes que no pueden aferrarse a ninguna contaminación. Inmediatamente tira y arrastra al buey de vuelta por su nariz. Por supuesto que sus cuernos son imponentes y que pisotea como una bestia, y sin embargo nunca daña los brotes ni el grano de la gente. 

Vagando, acepta cómo van las cosas. Aceptando cómo van las cosas, sigue vagando. No te ates o establezcas en ningún lugar. Entonces el arado abrirá la tierra en el campo del eón vacío. 

Procediendo de esta manera, cada evento será aclarado, cada reino aparecerá completo. Una contemplación de los diez mil años consiste en empezar a no pensar en las apariencias. 

Así, se dice que el campo-mente contiene todas las semillas y que la lluvia universal las hace germinar a todas. Cuando el despertar florece, los deseos se desvanecen, y la fruta del árbol de la iluminación es el ser perfecto.

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